En la horrible, sucia y mezquina pensión de la viuda Vauquer (espejo de su negocio), en el corazón del París de Luis XVIII (1814-1824), pasa sus días el viejo Goriot, un comerciante de harinas jubilado que hizo fortuna en los días de la Revolución. Goriot solo vive por la felicidad y el amor que le tiene a dos hijas, Delphine y Anastasie, consentidas, superfluas, vanas e insensibles a nada que no sea su propia vanidad. Ambas están casadas, una con un miembro de la nobleza francesa y la otra con un banquero, y ambas han echado de casa a su padre y se averguenzan de que las vean con él en público; sin embargo no sienten el mismo pudor cada vez que necesitan pedirle dinero. Los compañeros de Goriot en la pensión Vauquer no saben nada de él ni de sus hijas, le desprecian y se ríen del pobre señor, hasta que llega Eugène de Rastignac, un joven estudiante de derecho al que su familia (pobres campesinos pertenecientes a la rama más humilde de cierta familia noble) han enviado a París con el esfuerzo de todos sus ahorros. Eugène es ambicioso, no piensa más que en triunfar, en que París se le rinda a sus pies. Cuando se cruza en el camino de las hijas de Goriot, Eugène empieza a comprender la grandeza y la locura de un hombre que lo ha dado todo por amor (sus padres también lo han hecho por él; "He sabido lo que era ser pobre al querer darle la fortuna a mi hijo", le escribe su madre), pero también que triunfar como él anhela en ese París corrupto y podrido de la Restauración no es compatible con los altos conceptos de honor y justicia que su juventud y su apasionado romanticismo le hacen llevar por bandera.
"-Pero -dijo Eugène con cara de asco-, su París es un estercolero.
-¡Y qué estercolero! -contestó Vautrin- Los que se ensucian
en coche son gente de bien, los que se ensucian a pie son chusma. Tenga
la desgracia de hurtar una nadería, os señalarán con el dedo en la plaza
del Palacio de Justicia como una curiosidad. Robe un millón y en los
salones le tendrán por un modelo de virtud."
Esta es la edición que he tenido el placer de leer, Editorial Proa (Grup 62), de marzo de 2001. La excelente traducción a cargo de Maria Bohigas.
Honoré de Balzac publicó Papá Goriot en 1835, como parte de su obra La Comedia Humana, por eso es una novela abierta tanto en su principio como en su final, pese a constituir una historia en sí misma que el lector puede leer de manera independiente. Balzac, además de novelista, filósofo, sociólogo y pensador era un extraordinario historiador, de ahí su talento y su interés en describir la vida y las costumbres del París de su época. Las novelas de Balzac no solo tienen valor literario sino que han resultado de una importancia inestimable para comprender su tiempo, las fuerzas contradictorias de la Restauración Borbónica y la Monarquía de Julio. No sé si Papá Goriot debe entenderse como una novela costumbrista, aunque sí debe leerse en el contexto y el espíritu de la época en el que tan brillantemente lo enmarca Balzac: ese París embrutecido, corrupto, vil, desilusionado de la Restauración Borbónica y el reinado de Luis XVIII (1814-1824). La desilusión de los personajes de Balzac es la desilusión de los franceses que vivieron (y creyeron) en la Liberté, Égalité y Fraternité de la Revolución Francesa y su primera República.
"La corrupción predomina, el talento escasea. Por tanto, la corrupción es el arma de la mediocridad que abunda."
Por eso Papá Goriot es la historia de un padre con dos hijas que reflejan el París de las clases altas del momento (nuevos ricos, vieja nobleza) pero también el escenario de una ciudad que ya no cree en nada y cuyos jóvenes recién llegados aprenden pronto que el trabajo honesto no les procurará el éxito que desean. Balzac llegó a París en 1814 y, ambicioso y arribista, como su personaje Eugène de Rastignac, también soñó con que la ciudad indómita se rindiese a sus pies. En la novela aparecen los temas recurrentes de Balzac, escenas de la vida privada, la paternidad (Balzac creía que era poco probable que los padres tuviesen las hijas que se merecían), personajes que aparecen en otras de sus novelas de La Comedia Humana, etc., pero sobre todo refleja el mundo propio del autor, un mundo en constante cambio, jamás estático, siempre en una transformación perpetua.
"París es París, ¿entiende? Esta frase explica mi vida."
La prosa fluida y enérgica de Balzac, vibrante y dinámica como su propio universo, se lee con fruición. El autor retrata con maestría y mucha viveza a personajes y escenarios posibles de la época y, aunque crítica los excesos novelescos románticos de Eugène Sue o de Victor Hugo, reconoce finalmente que la realidad que viven sus personajes en el París real de la Restauración ya es lo suficientemente dramática y novelesca como para añadirle más. Aunque el ritmo de la narración fluctúa y la descripción inicial de la pensión Vauquer hace temer lo peor al lector, Papá Goriot es una novela que el lector disfrutará por su valor literario, su valor histórico, la crítica social (fácilmente extrapolable a nuestros días) y los dilemas morales del joven Rastignac.
Lector, supera valientemente la descripción inicial de la vil pensión Vauquer y disfruta de este estupendo Balzac.
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Nota: Las ediciones de esta novela de Honoré de Balzac han sido adaptadas a nuestro idioma bajo títulos ligeramente distintos: Papá Goriot, El pobre Goriot, El viejo Goriot, El tío Goriot... Recomiendo al lector que, si no puede leerlo en versión original, se haga con una edición reciente y de traducción cuidada.
Nota: Las ediciones de esta novela de Honoré de Balzac han sido adaptadas a nuestro idioma bajo títulos ligeramente distintos: Papá Goriot, El pobre Goriot, El viejo Goriot, El tío Goriot... Recomiendo al lector que, si no puede leerlo en versión original, se haga con una edición reciente y de traducción cuidada.
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